Hola, periodista*.
Guau. Mañana más (!!!!!)
Bienvenid@ a Fleet Street, tu dosis dominical de periodismo, futuro y medios.
Pantomima Full lo ha vuelto a hacer. Esta vez, dibujan la realidad del tertuliano con perlas como “ante la duda, sentar cátedra”. Lo he visto gracias a Eduardo Suárez.
*Puede que no seas periodista como tal, pero eres igualmente superbién recibido/a <3.
Dejar el sector
Hay algo que me encanta de los tuits de some personal news (aquellos donde normalmente se anuncia un cambio de trabajo) en Twitter. Son como un culebrón en 140 caracteres, una píldora de cotilleo laboral, el empujón para reflexionar sobre mis propias decisiones. Las épocas en las que más se condensan estos mensajes son dos: en septiembre, por el inicio de curso, y en enero, por el arranque del nuevo año, aunque no dejan de salpicar el timeline de la red social cada cierto tiempo.
Existen tres tipos de publicaciones relacionadas con este contenido:
Un o una periodista, suele ser joven, anuncia que se marcha del medio donde trabaja. Agradece el aprendizaje, muestra su admiración por el proyecto, menciona a mentores y compañeros y responde directamente a la incógnita: ¿A qué medio se va? Esos tuits son mis favoritos. Me encanta que compartáis toda la información en un mismo hilo; es increíblemente útil para alguien ávida de chismes.
Otros se decantan por anunciar su último día en la redacción sin desvelar su próximo destino. Generan expectación y la artimaña funciona; incluso me llevan a conjeturar: Ah, le han fichado aquí. Segurísimo. Este tipo de contenido me obliga a compartimentar la información, dejarla en remojo hasta la siguiente actualización, como una pestaña abierta en internet a la espera de ser consultada.
De esta clase de mensajes, los más tristes para la profesión, sin rozar la sorpresa, son los de aquellas personas que dejan los medios. Es el caso de Mario Escribano, que anunciaba hace un par de semanas que renunciaba a su puesto como redactor en el equipo de Teknautas de El Confidencial, pero es también la vivencia de tantas otras personas.
Después de leer el tuit de Mario, decidí escribirle y charlar con él. Le pregunté: ¿Qué crees que es lo que lleva a los periodistas jóvenes a dejar el periodismo? Y él, que además de tener un amplio recorrido en los medios de comunicación es doctorando en la Universidad Complutense de Madrid con una tesis sobre las causas de la precariedad laboral y profesional en el periodismo, contestó:
“En las últimas becas que hice, conocí a un grupo de ocho personas, que luego se convirtieron en amigos, y todos hemos acabado dejando el periodismo. Creo que hay un movimiento generacional de la gente que tenemos alrededor de unos treinta años que nos hemos esforzado mucho por entrar en los medios. Una vez hemos visto la realidad de la profesión, con sueldos bajos, posibilidades de ascenso muy limitadas, unas cargas de trabajo increíbles y una desconexión inexistente, hemos decidido ver otras opciones”.
Según el Informe Anual de la Profesión Periodística en 2023, publicado por la Asociación de Prensa de Madrid, el mayor problema del periodismo es la precariedad, de acuerdo con el 15% de los encuestados, seguido de la mala retribución del trabajo (13%). A estas problemáticas se suman el aumento del paro y el incremento de falsos autónomos, cuestiones que también repercuten en la salud mental de los profesionales: el 22% de los periodistas contratados y el 16% de los autónomos confiesan sentirse a menudo agotados y han planteado dejar su trabajo.
Además, el número de matriculados en el grado este 2023 ha disminuido en cerca de 1.000 respecto al año académico anterior. “Hay una idea de que la gente joven no quiere trabajar, pero nadie te va a decir que los ha estado maltratando por 300 euros, o ni eso, al mes, en jornadas que eran media jornada supuestamente y se transformaban en el doble por arte de magia, sin ofrecer ningún recorrido de salida. Entonces, plantear por qué nadie quiere ser periodista me parece una frivolidad teniendo en cuenta cómo han sido los últimos 15 años en prensa”, afirma Mario Escribano.
Dejar el sector no es algo nuevo. Lo hacen los jóvenes que han catado la profesión y el sabor de las horas extra y el grueso de la nómina no les sacia, quienes se han visto expulsados de las redacciones, porque ya no los necesitan o porque nunca lo han hecho, y también las cotas intermedias de periodistas que buscan otra cosa, un nuevo sueño, o la simplicidad de una vida donde el trabajo no funciona como eje, sino como medio para tener algo en propiedad, disfrutar del fin de semana sin una llamada a deshoras y salir a cenar de vez en cuando.
Mario comentaba en su tuit que la forma de ejercer el periodismo con la que se siente más cómodo es tomárselo como un hobby. Aun así, ¿no nos decidimos por una profesión para dedicarnos a ella al completo? ¿Por qué la realización vocacional pasa, en muchas ocasiones, por ser un mero hobby, algo que se nutre a base de colaboraciones y proyectitos?
Estas últimas semanas ha habido un debate intenso en las redes sociales sobre la diferencia entre la proyección y el número de oportunidades que puede tener un periodista versus un ingeniero. Si hace unos días Ainhoa Pérez se hacía viral por una carta a la directora de El País donde mencionaba “Tengo 26 años, soy periodista y este 2024 volveré a ser becaria”, ahora volvía a protagonizar noticias por la respuesta de un analista de La Sexta ante las quejas de la joven: “Hazte ingeniera, has estudiado una carrera que no deberías”.
Mi hermano es ingeniero informático y yo soy periodista. Me dedico a las palabras en una familia donde el resto de los integrantes trabaja en profesiones sanitarias o técnicas. Nunca me han instado a hacerme ingeniera, aunque cursé asignaturas de ciencias en secundaria por tener una base. Saben que soy un animal de letras y, por eso, no me han empujado a otra cosa más allá de estudiar una oposición, por eso de tener un futuro asegurado.
Escoger el periodismo como trabajo y como profesión a través de la cual ser percibida ha dado pie a dos reflexiones: la primera, no me arrepiento de haber estudiado periodismo; la segunda, soy perfectamente consciente de que mi hermano, llegados a los treinta y pico, cobrará más que yo. Es natural, su profesión, en una sociedad como la nuestra, es más complicada de estudiar y más requerida que la mía. Pero eso no justifica que, como apuntaba Delia Rodríguez en su columna Hazte ingeniera a través de las palabras de Remedios Zafra en El entusiasmo, se aprovechen las trampas de la vocación, “tan usadas en las industrias ‘bonitas’ como excusa para la explotación”.
Entonces, ¿qué debería cambiar en los medios para que esas hornadas de periodistas desertores quieran volver a ejercer el periodismo? Mario Escribano, que se ha marchado de los medios para trabajar en una agencia, comenta:
“Ahora mismo estoy supercontento. He pasado de trabajar en un sitio lleno de gente quemada a trabajar en un lugar lleno de gente feliz, por infantil que suene. No sé qué me tendrían que ofrecer para volver al periodismo. Si mejoran las condiciones, hacen las cosas bien y no crean contenidos que dan vergüenza al resto de la gente…, pero como hay que sacar 200 o 500 noticias al día, tienes que hacerlo”.
Pienso en una sociedad donde nos repleguemos frente a la abundancia de todo: de carreras, de contenidos, de estímulos y de noticias, y donde todo aquello fuera de lo tradicional pasa a ser la norma. Hace años escribí esto: “Amar tu profesión tiene una cosa buena y otra mala. La buena es que ejercer tu vocación, en sus múltiples formas, siempre te llenará. La mala, que todo lo demás nunca parecerá suficiente –hasta que creces o te conformas–”. Ahora creo que el conformismo muta con el tiempo, y está bien, y que muchos periodistas están creciendo o ya lo han hecho.
🤓 ¿Qué leer?
El dúo Punzadas se pregunta en este artículo: “En un mundo lleno de opciones, ¿cómo nos relacionamos con la sobreabundancia de libros?” Muy interesante. (en español)
Seguro que te ha llegado el reportaje de El País sobre las acusaciones de tres víctimas de agresiones sexuales realizadas por Carlos Vermut. Aquí cuentan cómo se fraguó un trabajo de once meses. (en español)
¿Piensas en vender un libro o sacar un álbum? Es hora de convertirte en una marca. (en inglés)
Dos argentinos han creado una herramienta que usa IA para predecir el éxito de los titulares y ofrecer oportunidades de mejora. Aquí explican más sobre la plataforma. (en español)
🍝 Salseos periodísticos
🔔 RINGGGGG!!!!!
Un centenar de escuelas públicas de Nueva York cambiará el timbre del colegio por minipódcast educativos de un minuto. He llegado a esta noticia a través de Izaskun Pérez, periodista y productora de Un tema Al día de elDiario.es, y me ha parecido superoriginal.
Los datos. Estos minipódcast pretenden llegar a 300.000 estudiantes diariamente y alcanzar 10 millones de impresiones mensualmente. Además, ya piensan expandir la idea a un millar de colegios más, desde Chicago a Los Ángeles.
🪦 Crónica de una muerte anunciada
The Messenger, el medio estadounidense conocido por polémicas como la renuncia continuada de sus trabajadores por el volumen y clickbait de sus contenidos o el uso de IA, baja la persiana tras menos de un año de vida y después de gastar los 50 millones de dólares de financiación inicial.
La tragedia. Ni la experiencia del fundador Jimmy Finkelstein al frente de publicaciones como The Hollywood Reporter, ni el trabajo de 300 profesionales, entre ellos experiodistas de Politico, Reuters o The Associated Press, han salvado a The Messenger de su cierre.
Los despidos han dejado sin indemnización ni seguro médico a los periodistas del medio y la red se ha movilizado rápidamente. Así, se ha creado una campaña de GoFundMe, que ya ha recaudado casi 20.000$ en solo tres días para los exempleados de The Messenger.
Los motivos. “El error garrafal de The Messenger ha sido depender excesivamente de empresas tecnológicas como Google y Meta para conseguir lectores, en lugar de comprometerse directamente con su público a través de boletines y eventos presenciales”, explica S. Mitra Kalita, fundadora de Epicenter-NYC y URL Media, en el New York Times.
Si quieres saber más, en Nieman Lab hacen un buen (y crítico) análisis de la caída del medio.
🤝 Un combo interesante
Semafor, el medio lanzado por Ben Smith, ha llegado a un acuerdo con Microsoft y OpenAI para ofrecer noticias de última hora con ayuda de herramientas de IA.
Cuéntame más. Semafor describe esta sección, llamada Signals, como un “feed global de noticias de última hora de múltiples fuentes”. La idea es que los periodistas usen la IA para buscar fuentes de noticias en diversos idiomas y geografías.
Lo ¿polémico? Signals bebe de diferentes medios, como CNN o The Washington Post, para resumir la información en pequeñas publicaciones y compartir diferentes puntos de vista. Es algo así como un repositorio de enfoques sobre varios temas. Si bien muchos de esos medios que utiliza como fuente son de pago, Signals comparte sus contenidos gratuitamente.
Si quieres otro punto de vista, esta crítica de Tom Ley hace reflexionar.
🗞 Periodismo en…
Un episodio de pódcast. ¿Por qué las newsletters se han convertido en un oasis informativo? (cada vez más saturado, añadiría).
Un tiktok 100% relatable.
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Como siempre, gracias por leer Fleet Street. Prometo que el siguiente número será muy entretenido, así que stay tuned.
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¡Nos leemos! 💌
Mar
Creo que lo que cuentas no es algo exclusivo del periodismo, aunque quizá sea mayor en ese sector. En ese sentido, hace unos diez años mi hijo mayor estaba a punto de iniciar la Universidad y había decidido matricularse en Periodismo. Me invitó un amigo periodista a su 50 cumpleaños y allí estaban sus amigos de profesión (eran 6 en total). En la comida comenté con uno de ellos el propósito de mi hijo y me dijo que su consejo era que no lo hiciera. De los 6 periodistas allí presentes, de unos 50 años aproximadamente, sólo 1 tenía estabilidad laboral (en RNE, por oposición), el resto llevaban muchos años trabajando precariamente.
Y parece lógico, teniendo en cuenta las demandas de la sociedad (¿quién compra un periódico en papel?) y la absoluta tendencia a no querer pagar por contenidos.
Pero creo que es algo general: ¿cuántos estudiantes de Derecho terminan su grado cada año en España? ¿Hay demanda para ese número? Al menos, las carreras de ciencias se pueden ir al extranjero, pero las de Letras lo tienen más difícil.
Por cierto, mi hijo hizo primero de Periodismo (yo le trasmití la idea pero sin tratar de convencerlo), con unas notas excelentes y lo dejó. A día de hoy se gana la vida con su pasión: la Magia.
En cualquier caso, enhorabuena por el artículo y mucho ánimo para seguir adelante.
Al final esto es más importante de lo que cuando somos más jóvenes podemos pensar, sobre todo si no tienes una red económica familiar que te vaya a garantizar cierta prosperidad (pocos) o tienes un salario que te lo permita (pocos):
« (…) la simplicidad de una vida donde el trabajo no funciona como eje, sino como medio para tener algo en propiedad, disfrutar del fin de semana sin una llamada a deshoras y salir a cenar de vez en cuando ».
Muy bien esto también:
« (…) se aprovechen las trampas de la vocación, “tan usadas en las industrias ‘bonitas’ como excusa para la explotación””»
« “Amar tu profesión tiene una cosa buena y otra mala. La buena es que ejercer tu vocación, en sus múltiples formas, siempre te llenará. La mala, que todo lo demás nunca parecerá suficiente –hasta que creces o te conformas–”.»
Quizás también tendríamos qué preguntarnos por aquellos que, décadas atrás, también dejaron su vocación por las condiciones laborales. Al final, la experiencias que tenemos al alcance de nuestra mano son de gente que ha continuado -con mayor o menor éxito- en la profesión y de nuestros pares actuales.
👍🏻👍🏻👍🏻