En busca de un nuevo sueño
📌¿Qué sucede cuando dejan de encajar las piezas en el trabajo al que aspiras? Cuatro periodistas nos lo cuentan.
¡Buenas, periodista*! 👋🏻
Ojalá este número te sirva un poco de dinosaurio amarillo.
Bienvenid@ a Fleet Street: la newsletter sobre periodismo, el sector de los medios de comunicación, las tendencias y el futuro de la profesión con lecturas estimulantes, reflexiones chispeantes, datos, salseos y algún que otro meme.
¿Alguna vez te has estresado mientras intentabas relajarte porque no estabas trabajando en aquello que te hacía estresarte? Parece un trabalenguas, pero se llama stresslaxing.
*Puede que no seas periodista como tal, pero eres igualmente superbién recibido/a <3.
PERO ANTES…
Ayúdame con algo. El año pasado pregunté cuál era el mejor consejo que habían recibido los lectores de Fleet Street por parte de un/a compañero/a periodista. Cuéntame aquí el tuyo. Prometo hacer algo chulo con esto.
📌En busca de un nuevo sueño
Hace unos meses lancé esta pregunta en Twitter:
Me escribió un montón de gente. Tanto periodistas que se habían marchado de un medio porque ya no les llenaba lo que hacían como otros que decidieron emprender su propio proyecto, estudiar oposiciones o saltar a otro sector. Una suscriptora incluso me compartió una historia sorprendente: la de dos reporteros venezolanos que dejaron su trabajo para vender Pastel de Chucho, arepas y tequeños en el sudeste asiático. Del artículo me gustó especialmente esta cita de Tamara Rodríguez, anterior corresponsal de AFP y colaboradora de El Diario de Caracas: “Se puede ir cambiando de oficio en la vida, pero la verdad es que todos los oficios se van quedando. Uno termina siendo la suma de todo lo que alguna vez hizo”.
Este número de Fleet Street recoge los testimonios de cuatro periodistas con experiencias variadas, curiosas e inspiradoras que decidieron dejar el empleo al que una vez aspiraron para dedicarse a otra cosa. Espero que te resulte tan interesante como a mí.
Núria Martorell (33 años en El Periódico de Catalunya). Pasión, creación, instinto y música
“Uno no deja de ser periodista nunca, y eso es un problema, porque si no tiene plataforma en la que proyectarse, sufre”, reflexiona Núria Martorell. Desde adolescente siempre había soñado con ser periodista. Tras pagarse la carrera trabajando como recepcionista en una empresa de relaciones públicas, logró entrar en El Periódico de Catalunya mientras estudiaba para sustituir, en vacaciones, al encargado de la cartelera de cine. A pesar de que la tarea no era muy periodística –y que su dislexia y la confusión con los horarios de las películas la puso en algún que otro aprieto con CINESA, que amenazó con retirar la publicidad del diario–, reconoce que estaba soñando. Más tarde, pudo ir haciendo sus primeras entrevistas a artistas y, después de 15 años, dejó de ocuparse de la cartelera. Lo suyo siempre había sido la música.
Así, Núria consiguió arrancar la sección “Música Directa” con entrevistas curiosas, divertidas y originales. Entre muchos otros hitos, consiguió que las madres del grupo Love of Lesbian los entrevistaran en sus casas; que Víctor Manuel y Ana Belén se entrevistaran mutuamente bajo el título “Ana Manuel y Víctor Belén”; habló con Joan Baptista Humet cuando quiso anunciar que se estaba muriendo de cáncer y montó un estudio de grabación por el que pasaron artistas consagrados como Manolo García o Joan Dausà. “De esa experiencia surgió el momento más emocionante de mi carrera: un concierto en Luz de Gas para festejar el quinto aniversario de ese primer acústico en El Periódico. En él, quisieron participar desde Serrat (acabaron todos cantando Mediterráneo), hasta Zahara, Els Catarres, India Martínez y…. Pau Donés: supuso su regreso a los escenarios tras sus primeras operaciones de cáncer”, rememora. Aun así, y tras 33 años de trabajo, dejó su empleo en El Periódico de Catalunya.
“Decidí marcharme, para sorpresa de todos, cuando el Grupo Zeta hizo un ERE y despidió a la mitad de la plantilla. Menuda crueldad. Yo tenía 52 años y no me veía jubilándome en un diario que daba tantos tumbos editoriales. Así que me postulé para irme. Me sentí valiente, y más cuando muchos de los que se quedaron insistieron, en plan agorero, en avisar de que fuera haría mucho frío. Sí que fue una decisión dura, pero el instinto me ayudó a no dudar”.
Cuando lo dejó, artistas y grupos musicales le decían: “Cuando saque un disco, ¿me has de seguir entrevistando, eh?”. Núria no lo tenía claro hasta que, en el camerino del Liceu en un concierto de Love of Lesbian, sus productores la animaron a montar un ciclo de concierto y entrevistas en locales pequeños con ellos como socios. De esa primera idea nació el proyecto enCantados en 2019. Ese mismo año, junto a Francina Cortés, su socia y excompañera de El Periódico de Catalunya, incorporaron la lengua de signos con tal de hacerlo inclusivo para las personas sordas. Desde entonces, andan, como bien dice Núria, “enCantadas”.
Marc Campdelacreu (4 años y medio en los informativos de TVE). De cubrir información económica a vivir un cambio de rumbo de película
Marc Campdelacreu define el momento en el que comunicó a sus jefes que dejaba su empleo en los informativos de TVE como “difícil”. Fue una decisión meditada, pero no por ello menos complicada. Se iba de un lugar donde contaba con el cariño de sus compañeros para dar un salto al vacío. Marc siempre decía que podía ser feliz trabajando de periodista, porque le gustaba conocer a gente, contar historias y entender el periodismo como un servicio público, pero reconocía que también se puede ser feliz de otras maneras. “Yo decidí en el último minuto estudiar Periodismo, no iba con el micrófono en la mano con cuatro años”, apunta. Cuando surgió la oportunidad de reformar una casa abandonada en Cerdeña y convertirla en una especie de alojamiento rural cerca del mar, Marc pensó: “¿Por qué no? Vamos a intentarlo. En la vida también es importante vivir experiencias nuevas y, en ese momento, me apetecía hacerlo”, explica el reportero.
Así, el periodista y su pareja hicieron una inversión para comprar y reformar la casa del siglo XIX y convertirla en un hotel con régimen bed and breakfast. Trabajaron en la puesta a punto del proyecto durante nueve meses, con el objetivo de ahorrar y ser partícipes de lo que estaban construyendo. El verano pasado recibieron a huéspedes de varios países y en octubre dieron por finalizada la temporada en L'Ispusada. Por aquel entonces, Marc recibió una oferta que le permitió reengancharse al periodismo: participar en un programa de actualidad semanal en la cadena francoalemana ARTE. “En ese espíritu de ‘vamos a intentar vivir experiencias nuevas’, me fui a Italia y ahora pruebo suerte en Francia, me ligo un poco otra vez al periodismo, pero desde una óptica nueva”, afirma.
Marc comparte que recibe muchos comentarios de gente alabando su valentía por dejar un empleo seguro para tomar un riesgo. “Valiente no, la vida es una. Si te planteas hacer un cambio vital, ¿por qué no lo haces? El miedo nos bloquea mucho, arriesgar es complicado, siempre necesitas un pequeño colchón económico. No todos los cambios son positivos, pero hay que tomar decisiones y el tiempo te dirá si son buenas o malas. Además, no hay decisiones que no tengan vuelta atrás: he tomado una decisión, cambié de vida, pero siempre abriendo la puerta a poder volver a trabajar de lo que me gustaba también”, reflexiona.
Elena G. Díez (1 año y medio en El Mundo y La Nueva España). Hasta pronto al periodismo, hola a otra vocación
Elena G. Díez creció en una familia de escritores y periodistas. Ya desde pequeña sentía pasión por la escritura y todos le decían que, antes o después, acabaría trabajando en un medio de comunicación. Con la espinita periodística aún clavada, estudió Criminología y, tras acabar la carrera en 2020, pensó que era el momento perfecto para volver a las letras. Cursó el Máster de periodismo en El Mundo y estuvo como becaria en la redacción durante seis meses. Al mes de terminar las prácticas, la llamaron del periódico La Nueva España con una oferta de empleo. Elena decidió hacer las maletas y mudarse a Oviedo. Al principio estaba muy contenta, tanto por el ambiente y la acogida de sus compañeros, como por el trabajo y la libertad a la hora de abordar temas, pero pronto sintió que era muy sacrificado. Por un lado, consideraba el periodismo una profesión curiosa y vocacional, por el otro, tenía sus desventajas: no saber cuándo entras y cuándo sales, la ansiedad de recibir una llamada de teléfono a cualquier hora y la exigencia de tener que estar siempre disponible. “Llegaba el viernes y no podía comprometerme con nadie, porque podía estar fuera a las nueve de la noche o no. Al final, me di cuenta de que era un trabajo muy esclavo”, rememora.
A sus 27 años, decidió dar, de nuevo, un giro a su vida. Puso rumbo a Madrid y retomó otra vocación: estudiar Psicología. Elena afirma que no se arrepiente de la decisión tomada y que espera algún día poder combinar ambas disciplinas, pero hay momentos en los que, según cuenta, echa de menos echarse a la calle, ponerse las zapatillas e ir en busca de temas. Aun considerándola una de las profesiones más bonitas, la reportera reconoce que el periodismo no está bien pagado y la premisa de ‘vivir en la redacción’ acaba quemando a compañeros, familias, amistades y a una misma.
“Se debería conciliar mejor: para buscar temas y hacerlos, para estar presente cuando sucede algo, pero también para no perderte una cena, poder sacar a tu perro o ir al gimnasio sin ir con la lengua fuera o esperando una llamada que puede cortar la actividad que estás haciendo”.
Natalia Martín (7 años en la Agencia EFE). Huyendo de la burbuja estadounidense en busca de algo más humanitario y espiritual
Cuando Natalia Martín acabó sus estudios de posgrado en la Universidad de Missouri-Columbia con una beca Fulbright, quiso alargar la estancia en Estados Unidos. “Dos años se me hacían cortos y quería disfrutar de la experiencia más tiempo”, recuerda. Justo en aquel momento se acababa de ir la persona que trabajaba en San Francisco para la Agencia EFE y necesitaban a alguien allí. Así, comenzó a trabajar como corresponsal cubriendo temas como los vaivenes de Silicon Valley, el huracán Katrina o las elecciones presidenciales. Durante esa temporada, la periodista comenzó a mostrar interés por la escritura creativa y la espiritualidad.
A pesar de que recuerda el trabajo en la agencia como algo “muy disfrutable”, la vida en San Francisco comenzó a sentirse una burbuja. “Me parecía que el trabajo se hacía un poco superficial, estás retratando una realidad que es muy poco susceptible de extrapolarse a otros lugares”, afirma la periodista. Llegó un momento en el que su pareja y ella se encontraron en la tesitura de decidir si permanecer en Estados Unidos o dar un giro a su vida. Finalmente, se marcharon a Brasil. Natalia lo tomó como un año sabático, donde se formó como profesora de yoga y profundizó en la meditación. Allí se topó con la revista Vida simples, la publicación que sirvió de inspiración para crear Vida Sencilla junto a otros compañeros a su vuelta a España en plena crisis del 2009. “Creía que podía ser una buena manera de combinar esta faceta más espiritual con la periodística y tratar de difundir aquello que considero valioso”, explica. El equipo trató de que la revista saliera adelante durante cuatro años, hicieron varias propuestas editoriales, pero no consiguieron monetizarla.
Consciente de que no quería meterse en una redacción para trabajar non stop, de la precariedad y del desgaste que produce, según cuenta, el entorno profesional, Natalia comenzó a dedicarse a la docencia periodística e inició un blog en RTVE llamado Vuelta y Vuelta, que también escribió desde Pekín. “Para mí siempre ha sido muy importante escribir sobre las cosas que he ido viviendo. Eso siempre ha estado conmigo”, reflexiona. En la actualidad, ha conseguido aunar la pasión por contar historias con sus inquietudes espirituales y poner foco en la salud mental de los periodistas impartiendo, entre otras muchas cosas, el curso ‘Periodistas y salud mental: cómo cuidarnos y promover una profesión saludable’ en el Knight Center.
🤓 ¿Qué leer?
¿El periodismo, el mejor oficio? Ni de coña. (en español)
The rats are going to absolutely hate this interview. This is not Ratatouille. Rachel Karten entrevista a Livianette Cabrera, del Departamento de Sanidad de Nueva York, acerca de cómo comunican, a través de un tono humorístico, consejos e información sobre de qué forma mantener la ciudad limpia. Una vez más, el poder de las redes y los memes para difundir información de servicio. (en inglés)
Centrarse en el valor en vez de en el alcance: varias ideas sobre las métricas que se pueden usar en una redacción. (en inglés)
🍝 Salseos periodísticos
🤳 ¿Cuánto tiempo pasamos haciendo scroll a diario?
Datos, datos, datos. Rex Woodbury, autor del boletín Digital Native, comparte 10 gráficos de cómo está cambiando el mundo. Uno de ellos recoge el tiempo diario de media que han pasado los usuarios en redes sociales en el segundo cuarto del 2022. La red social donde los usuarios invierten más tiempo es TikTok, con 95 minutos, casi el doble que el tiempo diario que pasan en Instagram y más del triple que en Twitter.
Una curiosidad que comparte Rex. El gobierno chino está limitando el uso de Douyin (la versión china de TikTok) a 40 minutos por día. Además, según recoge este reportaje de 60 minutes, el contenido de la versión china es mucho más educacional, con exposiciones de museos o experimentos científicos. Al hilo de esto, el especialista en ética tecnológica Tristan Harris afirma en el reportaje: “China hace de su versión doméstica [Douyin] una spinach version de TikTok, mientras manda la versión de opio al resto del mundo”.
🗞 Periodismo en…
Pistas. ¿Por qué se desuscribe un suscriptor de El Confidencial? La respuesta tiene que ver con el ánimo.
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¡Nos leemos pronto! 💌
Mar
Me ha encantado! Yo tb dejé mi trabajo como periodista en un medio hace dos meses para lanzarme al mundo freelance
Qué inspiradora es siempre Fleet Street: ¡enhorabuena!