Hola, periodista*. Estoy de vuelta y ya somos 8.100 suscriptores, what!!!!
Con los veranos me pasa como con los cumpleaños: están llenos de expectativas. Noelia Ramírez habla en el pódcast Amiga Date Cuenta de la Guillotina-Dua Lipa, que consiste en dejar de seguir en Instagram a aquella gente que, de mayo a septiembre, solo sube fotos de playas, arrocitos, vientres planos y barcos. Publicar tres fotos de los azulejos de la piscina ya me ha parecido reincidir (pero lo he hecho) y mi único anhelo este verano (de verdad) ha sido tomar un vermú conformado por latas de berberechos, aceitunas y patatas Ruffles bajo la sombrilla en cualquier playa.
Pero todo esto queda lejos. Tanto que ya estaréis garabateando en una agenda nueva, puede que hayáis caído en la moda de las manoletinas y el nuevo libro de Sally Rooney descansará en vuestra mesita de noche. Sea como sea, estoy segura de que todos os habréis preguntado: ¿Dónde está Fleet Street? Calma, calma, calma. I’m back!
*Puede que no seas periodista como tal, pero eres igualmente superbién recibido/a <3.
El 24 de abril de 2006 debió ser un día complicado para la flor y nata de Manhattan. Puedo imaginar a cualquier microcelebridad neoyorquina con la mandíbula desencajada y el corazón desbocado al ver en pantalla el titular “Las 20 mujeres más importantes de Manhattan”. Alguna se debió buscar desesperadamente en el listado; primero en una lectura en diagonal y más adelante deslizando lentamente, nombre por nombre, para asegurarse de que no se había dejado ningún píxel sin recorrer. Las socialités, acostumbradas a la validación de revistas, periódicos o premios, buscaban ahora la aprobación de Socialite Rank, un blog salido de la nada con un tono a caballo entre Gossip Girl y Mean Girls.
La misteriosa web, que puso en funcionamiento las glándulas sudoríparas de las personalidades de Nueva York, contaba con un componente aún más interesante: nadie conocía quién estaba detrás del proyecto. La página alojada en WordPress advertía a las personalidades estadounidenses de que las estaban vigilando y que sus rankings eran los únicos que importaban:
La aparición de Socialite Rank intensificó la conquista de los espacios públicos, los photocalls y las portadas por parte de las personalidades de Nueva York. Todo el mundo quería aparecer en ese blog primigenio, aun sin conocer quién tecleaba sus palabras. La burbuja estalló cuando se desveló la identidad de los autores: Valentine Uhovski y Olga Rei, dos inmigrantes rusos que lejos de pertenecer a la alta sociedad vivían a expensas de la atención de esta.
Lo que ocurrió después lo resume bien Taylor Lorenz, periodista especializada en cultura de internet, en su libro Extremely Online:
“Se dieron cuenta de que dos personas a las que no habrían dado ni la hora les habían puesto de rodillas, hecho llorar y vuelto frenéticos. Los de fuera habían derrotado a los de dentro, y les había costado menos que una visita a la peluquería”.
La historia de Socialite Rank me hace pensar en la cobertura de tendencias por parte de periodistas y medios, la facilidad de auparlas y dejarlas caer. La vida digital, que impregna cualquier faceta vital, se mueve por fenómenos y cada vez es más común calificar de tendencia algo meramente anecdótico. Este ciclo, que también se vive con los realities de televisión y las revistas de moda, ha adquirido su expresión máxima en las redes sociales como TikTok o Instagram. ¿Un invitado en prime time? Famoso. ¿Un vídeo con un millón de visualizaciones? La nueva moda. ¿Un libro recomendado por una booktoker? Un potencial best-seller. ¿Algo que nunca antes habíamos oído? Es de adopción mundial.
A menudo los periódicos se llenan de noticias que cubren virales, microtendencias y temas irrisorios. Es habitual también que se copien enfoques, como bien afirma Grecia Tarcho en esta hot take veraniega, y que las portadas en línea acaben estando pobladas de pequeños Frankenstein, contenido de marca blanca, una reverberación de texto. Aquello que ocurre en plataformas como Substack, donde a menudo los escritos son mosaicos formados por enfoques propios y de otros, se convierte en joyas de imitación en los diarios que no son capaces de citar a sus homólogos.
Todo ello me lleva a preguntarme: ¿Cuándo catalogamos algo como tendencia, a qué nos referimos? ¿A la gente en general o a grupos en particular? ¿Cuán adoptada tiene que ser una forma de hacer para considerarla una tendencia? ¿Qué comportamientos evalúan los medios? ¿Qué separa lo micro de lo macro? Salir del circuito mediático para pensar reposadamente en todas estas preguntas no es algo al alcance de cualquiera: por tiempo, por recursos, por objetivos, por KPIs.
No creo que leer la realidad sea sencillo, de hecho, admiro a quien lo hace: a las amiguers, a Kyle Chayka, a Emily Sundberg. Cuentan con un sexto sentido: saben ver el árbol y también el bosque completo.
No se trata de hablar de gadgets tecnológicos o estilos pasajeros, sino de aquellas corrientes que son capaces de modelar la sociedad y el mundo como lo conocemos. Eso, entender las tendencias de hoy y su recorrido en lo que vendrá, es la premisa de la que parte el nuevo proyecto en el que me embarco este octubre (aunque Fleet Street continúa). Va a ser divertido, va a ser reflexivo y va a ser inspirador. Y, sobre todo, espero verte al otro lado.
Este número de Fleet Street cuenta con el apoyo de…
Prefieres leer novelas… ¿O escribirlas tú mismo?
Este verano mi imaginación ha deambulado por Perdido, un pueblo de Alabama con un misterio por resolver, he seguido las peripecias de la productora de podcast Bodie Kane en su vuelta al internado en el que estudió, y he aprendido sobre los entresijos del mundillo literario en la última novela de R.F. Kuang.
¿Imaginas escribir todas estas historias? Este otoño puedes hacerlo con el Curso de Novela de Sinjania.
Empiezan el 7 de octubre.
En 2010, un redactor junior en España cobraba una media de 26.000 € al año y en El País superaba los 50.000 € anuales. Pensaría que es un bulo si no lo hubiera publicado el Cuaderno de Periodistas de la APM. Lo explican en Reportaro. (en español)
Emilia Petrarca reflexiona sobre el inicio del blogging, su declive y su vuelta a la popularidad con los boletines. El tema le ha dado para hacer una retrospectiva sobre moda e internet, y a mí me ha chiflado. (en inglés)
Siempre a los pies de Mar Cabra: “Hemos estado trabajando de manera completamente insana y hay que cambiarlo”. (en español)
💅 Los nuevos medios no se parecen a los actuales
En la industria se suele hablar de los retos a los que se enfrenta el periodismo: el modelo de negocio, los contenidos o la sostenibilidad. Cada vez que asisto a una charla sobre estos temas, siento que los periodistas se pasan la pelota en opiniones ya sobradamente conocidas (yo también lo he hecho). Nadie tiene la fórmula mágica y a menudo la seguridad vence a la experimentación.
Pero Kyle Chayka comparte una serie de pistas que me parecen interesantes en este boletín:
“No hay un blog al estilo de Gawker que mantenga un indicador diario de interés general sobre lo que obsesiona a las clases parlanchinas, y las instituciones mediáticas supervivientes son demasiado competitivas para destacar realmente el buen trabajo en todo el ecosistema”.
Al parecer, no todas. OffBall es un nuevo medio deportivo fundado por Chris Stone, exdirector de la revista Sports Illustrated. OffBall no crea contenido original, sino que cura el que hacen otros medios (su web está llena de titulares que te enlazan a otras páginas y redes). Ochuko Akpovbovbo, que es muy lista, se preguntaba cómo construirían una marca sin compartir opiniones, comentarios o puntos de vista distintivos. Veremos.
🪦 Papel significa… ¿Salvación?
Antes de verano, la vuelta al papel llegó a su punto álgido. En TikTok se hablaba de la nostalgiacore, mirábamos la Súper Pop con ojos tristones y entendíamos el papel como una suerte de escape de nuestro dedo pegado a la pantalla. Lo que se gesta primero en las redes sociales luego lo capitalizan las marcas y este otoño tenemos dos buenos ejemplos de ello:
VICE cumple 30 años el mes que viene y quiere celebrarlo a lo grande (después de declararse en bancarrota, despedir a parte de su plantilla y de publicar en su página web) con la vuelta de VICE Magazine, una publicación con reportajes long-form, el retorno de columnistas estrella, críticas musicales, confesiones y un resumen de los mejores gif. La revista se financiará a través de suscripciones de pago, con las que los suscriptores podrán recibir las cuatro ediciones anuales de VICE Magazine en la puerta de casa y “un montón de exclusivas en línea”.
Willa Bennett, directora de las revistas Cosmopolitan y Seventeen, ha dejado una indirecta en forma de foto en su perfil de Instagram. Desde 2020 y 2018, respectivamente, las publicaciones no se comercializan mensualmente en los quioscos, pero ahora parece que… ¿Pueden volver a hacerlo?
Que no se te pase. Stanpa ha abierto inscripciones para los III Premios de Periodismo de la Industria Cosmética, que cuentan con tres categorías (análisis de situación, sostenibilidad e innovación) y están dotados con más de 10.000 €. Si escribiera sobre el sector no me lo pensaba, pero hablar sobre periodismo es lo que tiene. Puedes apuntarte hasta el 12 de octubre. Más info aquí.
Siempre me pone contenta volver al buzón de quienes seguís Fleet Street.
Gracias por leerme. Dale amor al número si te ha gustado, comenta lo que te apetezca y comparte el boletín con quien pueda estar interesado.
¡Nos leemos! 💌
Mar
Le di clicc al tema del blogging, no entendí mucho pero se ve genial, saludos.