Tenemos amnesia informativa
Consumimos información en "formatos cada vez más bizarros", dice Taylor Lorenz. Y no le falta razón.
Querido/a periodista*,
El domingo pasado cumplí 26 años. Comí tarta, pedí deseos articulando la frase completa en mi mente y celebré con mi familia y amigos. Me regalaron tulipanes amarillos y acabé el día viendo Cómo perder a un chico en 10 días. Fue el primer cumpleaños reciente en el que no lloré.


El paso del tiempo hace que ya no me sienta la chica más joven de la sala y me sigue sorprendiendo un poco, porque este proyecto lo inicié seis meses después de acabar la carrera. En cualquier caso, los 26 han llegado sin ganas de tirarme de los pelos y con una ligera sensación de tranquilidad, así que vamos por buen camino.
Keep reading porque hay gemitas de lecturas recomendadas, una petición especial (que no puedes ignorar!!!!), la reflexión de Emilio Doménech sobre por qué los medios han fracasado en estas elecciones estadounidenses y un gráfico impactante.
*Puede que no seas periodista como tal, pero eres igualmente superbién recibido/a <3.
Tenemos amnesia informativa
El ciclo de noticias actual es un carrusel que no deja de girar: cada día hay un gran acontecimiento que borra la magnitud del anterior. Las tertulias saltan de un asunto a otro, profundizan por un tiempo y acaban guardando el tema en un cajón. Pasa con la prensa del corazón (¿qué Maite Galdeano le ha hecho a Sofia Suescún quéeeeee?), con los desastres naturales y también con los escándalos políticos.
Nos piden que no olvidemos: las víctimas, los afectados, la sociedad, pero el sistema está hecho para que lo hagamos. Mientras, el baile de inputs complica retener la información. Durante el standby ficticio posterior a una catástrofe, todo se vuelve monotemático: la cobertura mediática, el contenido de redes sociales de las influencers (que no están seguras de cuándo pueden volver a publicitar productos) y las conversaciones de bar. Luego ocurre una última hora y el proceso vuelve a empezar. Es un juego de la silla constante.
Hace poco, en una visita a una agencia de comunicación, uno de sus responsables preguntaba: ¿Creéis que lo que ha sucedido con Íñigo Errejón va a tener capacidad de ser el #MeToo español o solo una tormenta de verano? La actualidad ya nos está dando la respuesta.
La evolución de los medios y la transformación de los hábitos de los usuarios ha contribuido a la aceleración del flujo informativo. Como señala la periodista especializada en tecnología Taylor Lorenz, en la actualidad nos enteramos de los grandes acontecimientos a través de “formatos digitales cada vez más bizarros”. Por ejemplo, varios usuarios de Twitter se enteraron de la retirada de Joe Biden como candidato a la presidencia para la Casa Blanca por la cuenta LizaMinnelliOutlives, que celebra el hecho de que la actriz y cantante Liza Minnelli sigue viva, “sobreviviendo” a acontecimientos importantes como la muerte de algún personaje público o, en este caso, la retirada de Biden de la carrera presidencial.
Otros conocieron la noticia a través de Pop Crave, una publicación estadounidense de actualidad sobre cultura pop con gran presencia en redes sociales, o también por streamers, creadores o cuentas de memes. Así, algunos usuariosreconocían lo que ya es sabido: la relación del periodismo con el lector no es vertical, sino más bien una telaraña de pequeños puntos interconectados entre sí.
A mí también me pasa. De la imposibilidad de Kamala Harris para convertirse en la primera presidenta de Estados Unidos me enteré a través de la comunidad de WhatsApp de WATIF; de los estragos causados por la DANA, a través de la televisión; y de las agresiones sexuales de uno de los fundadores de Podemos mediante los citados de Twitter de su polémica carta.
Taylor Lorenz ha sido capaz de darle un nombre a este fenómeno: la Pop Craveification (por la publicación Pop Crave) de las noticias de última hora. En España, podríamos llamarlo la Ceciarmificación de la actualidad, en referencia a la cuenta de Ceci Army, que recopila memes (por los cuales el creador ha sido acusado de copiar), vídeos emotivos y campañas de ayuda a personas necesitadas. También se podría hablar de la tiktokización de las noticias, del fenómeno Código Nuevo o Ac2ality, o de la zoomificación de la actualidad.
Sea como sea, el peligro de este nuevo consumo, más allá de la velocidad a la que nos somete y a la superficialidad a la que nos aboca, es que a menudo puede convertirse en un teléfono escacharrado a gran escala. El qué, el quién o el dónde se distorsionan hasta convertirse en una versión diferente de la realidad.
Desconozco si hace 40 años, cuando encendías el televisor, los informativos se vivían de la misma forma. Pero estoy segura de que la lógica de la viralidad (las reacciones rápidas, la necesidad de que todos los globos oculares apunten hacia la misma dirección, el tener-una-opinion-para-todo) ha tenido mucho que ver con cómo consumimos (y vivimos) la actualidad hoy en día. Y déjame decirte: it’s not good.
Un repaso por el periodismo influido por el algoritmo: desde la época dorada de Facebook hasta Google como redactor jefe de portada y las triquiñuelas de Discover, que está partiendo las redacciones de los medios en dos. (en español)
Kyle Chayka escribe que la cultura de las recomendaciones es banal. Después de sustentar nuestra producción y consumo en la curaduría de contenidos, tocará llorar y leer. (en inglés)
Algo suena mal en PRISA Audio. Pablo Fisher, periodista argentino especializado en podcast, escribe en su boletín sobre la desaparición de ciertos podcast de Podium y los números inflados en las descargas. Alerta de que falta transparencia y estandarización en la medición de resultados. Si estás interesado en el mundo del audio, este artículo es para ti. (en español)
Jose A. García Avilés entrevista a Ismael Nafría en el blog del Máster en Innovación en Periodismo. Charlan sobre las lecciones que se pueden extraer de medios como el New York Times y Clarín, de la situación financiera del periodismo y de las oportunidades en el panorama mediático. (en español)
🫵 Necesito TU ayuda 🫵
Clara Nuño le pregunta a Beatriz Serrano, periodista de El País, autora de El descontento (2023) y Fuego en la garganta (2024), por los 200.000 euros que ha ganado tras quedar como finalista en el Premio Planeta 2024 con su última novela. Y Betina contesta:
Cuando se trata de salarios en medios y agencias, una de las cosas sobre las que más pienso es en la falta transparencia: ¿Cuánto cobran mis compañeros? ¿Y un perfil como el mío en otros lugares? ¿A cuánto podría aspirar con mi experiencia y conocimiento?
Para recoger todos estos datos, lanzo esta encuesta anónima en Fleet Street. Está inspirada en la que desarrolló Rachel Karten en su boletín Link in Bio (ella ponía el foco en los puestos relacionados con las redes sociales; yo en el periodismo).
El conocimiento es poder y en una profesión tan precaria como la nuestra, con sueldos estancos, disparidad salarial y poca proyección, es importante que se promueva la transparencia en los números. Así que anímate. Cuantos más seamos, más completo y preciso será el escenario que dibujemos:
Psst, psst. Pásaselo a amigos, compañeros, jefes… Ayúdame a llegar a más gente :)
🫠 “Hemos fracasado tanto los medios, qué tristeza”
Este es el mensaje que Emilio Doménech, fundador de WATIF y periodista especializado en política estadounidense, me enviaba el 6 de noviembre, día en el que Donald Trump se impuso a Kamala Harris en las recientes elecciones estadounidenses.
Le pregunté por qué y su respuesta ha sido un pergamino de varios párrafos en WhatsApp. Aquí lo más interesante (es decir, todo, pero desgranado):
Sobre la parcialidad en el mensaje. “Los medios en Estados Unidos han caído en los mismos errores de 2016, empeñados en llenar horas de tertulia y asustados con ser señalados por una cobertura parcial contra la derecha”.
Sobre votar sin conocer las consecuencias. “Tampoco han invertido demasiado tiempo y recursos en explicar las consecuencias reales de algunas de las medidas que ha propuesto Trump. Los votantes con los que he hablado ni siquiera sabían que Trump quiere deportar a millones de migrantes en situación irregular (o las consecuencias atroces que eso podría tener para algunas comunidades de este país)”.
Sobre los tiempos de cobertura. “Los programas de televisión de noticias dieron el mismo tiempo de cobertura a debates sobre si Kamala Harris debía llamar a su rival «fascista» o no que al discurso cada vez más extremista, vengativo y deshumanizador de Donald Trump”.
Sobre enfocarse en la polémica de turno. “El fracaso es doblemente flagrante por la incapacidad de los medios tradicionales, sobre todo las televisiones, de ir más del soundbite o la polémica de turno que solo le importa a la burbuja neoyorquina de turno. Mientras tanto, Trump dominaba las ondas en medios alternativos y pódcast donde sus mentiras se propagaban sin escrutinio alguno, logrando un alcance en redes donde Trump siempre ha sido más poderoso: triunfa como meme de TikTok, pero fracasa cuando de verdad le escuchas e intentas entender durante más de 5 minutos”.
Sobre el fracaso de los medios. “Los ciclos informativos son cortos, intensos y pocos medios han sido capaces de adaptarse a una audiencia que ya no les presta casi atención, ni siquiera cuando lo que dicen es realmente importante”.
🌡️ El hype que generan las redes
El gráfico ha sido desarrollado por la publicación Sherwood a propósito de un artículo sobre el ascenso de Reddit.
El pronóstico de tendencias a veces es simplemente esto.
Gracias por llegar hasta aquí. Es siempre un placer escribirte, de verdad.
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¡Nos leemos! 💌
Mar
Felices 26 Mar!!
Lo de la fugacidad es increible. Sabemos de todo y no sabemos nada.
Deberíamos inventar un sistema de post-it práctico, para tener a la vista lo realmente importante y no desviarnos del camino continuamente.
Gracias! y ánimos a Emilio!
Me encanto tu newsletter de esta semana, saludos!