Javier Errea: "La portada de un periódico tiene que ser memorable"
📰 El periodista y fundador de Errea Comunicación habla sobre diseño periodístico, su experiencia en el rediseño de La Nación o Libération y la portada como retrato de un día.
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📰 Javier Errea: "La portada de un periódico tiene que ser memorable"
Llevaba unos meses queriendo hablar sobre diseño en los periódicos. Contar con el testimonio de alguien que entiende las tripas del diseño periodístico como lo hace Javier Errea ha sido todo un privilegio.
Javier es periodista, director creativo y fundador de Errea Comunicación. Ha trabajado en el rediseño de compañías periodísticas de los cinco continentes y ha sido director de la Society for News Design en España durante más de 20 años.
Aunque destaca que los medios de comunicación ya no contratan a consultoras externas en sus rediseños –y que, por ende, Errea Comunicación se dedica a muchas otras labores como comunicación estratégica, aplicaciones o web–, con Javier he hablado de la importancia del diseño periodístico, sus experiencias y lecciones en el rediseño de grandes periódicos y por qué siempre deberíamos recordar las portadas de los diarios.
Te dejo una versión acortada de nuestra charla. Espero que la disfrutes.
¿Por qué te decantaste por el diseño periodístico?
Soy periodista. Realmente, lo que me gusta es escribir. Lo que pasa es que yo quería escribir mis textos y ponerlos en una página en el periódico. Era un afán por controlar el proceso.
En aquellos años, cuando los ordenadores llegaron a las redacciones, empecé a aprender y comencé a hacer mis páginas. Recuerdo que en el taller, que es donde se componían los periódicos entonces, me odiaban terriblemente, porque lo que hacía era saltarme todos los procedimientos. En lugar de entregar el texto para que alguien lo compusiera, me lo hacía yo mismo. De hecho, bajaba al taller con el cúter y montaba mis páginas. Los tipos decían: “Este chaval dónde se mete”.
En Errea Comunicación habéis rediseñado más de 70 periódicos impresos, una veintena de digitales y decenas de suplementos y revistas. ¿Cuál es vuestra propuesta de valor cuando trabajáis con un periódico?
Siempre digo que tengo que ser capaz de resumir cada proyecto en una frase. Si puedo hacerlo, estoy seguro de que va a salir bien. Es como una historia, un titular.
Por ejemplo, La Nación, en Buenos Aires, es un periódico centenario que siempre había estado a la sombra de Clarín, con complejo de segundo y aburrido. Para mí, la frase que resumía ese proyecto era “un periódico centenario puede ser sexy”. De ahí va saliendo todo. La Nación se convirtió en un periódico sexy en el sentido amplio de la palabra: un periódico atractivo, que ofrecía infografía, elegante, pero que se transformaba en un tabloide y daba también conciertos en la redacción. Se puede poner de moda un periódico centenario, como un viejo que se desmelena.
Y así en todo. Cuando hicimos por primera vez el rediseño en 2009 de Libération, la frase que resumía el proyecto era “yo quiero ser el niño rebelde de siempre, pero sin gritar, portándome bien y llevando una americana”. Quitamos el rojo, pusimos más azul e hicimos unas tipografías mucho más delicadas. Era como intentar que Libération no pareciera un niño malo, y funcionó muy bien. Luego se aburrieron, y al cabo de unos años dijimos: “Ya me he hartado de ser un niño bueno, tengo ganas de gritar”. Todo el rediseño del 2015, que es el que hay ahora, parte de ahí.
Ser capaz de tener esa frase en la cabeza, esa especie de leitmotiv, es lo que guía después todo. Y luego escuchar, escuchar muchísimo. Creo que el que está ahí sabe más que yo, porque entiende mejor el mercado, porque conoce la redacción, y porque yo, en realidad, soy un novato allá. Nada hay peor que llegar a un lugar e intentar demostrar que sabes más, que eres el experto y que te tienen que hacer caso, porque eso lo que hace es crearte muchos enemigos.
¿Podrías compartir alguna lección que te hayas llevado de tu trabajo?
He aprendido muchísimas cosas. Me parece admirable la manera que tiene la prensa escandinava de presentar a la gente anónima, de tratarla en un periódico y de darle la dignidad que tiene todo el mundo. Les hacen unas fotos maravillosas y salen en portada. En los diarios españoles, como están tan politizados, es muy raro que una persona salga en portada con un esplendor casi cinematográfico.
Ese tratamiento de lo local, de lo pequeño y del detalle es algo que la prensa escandinava me ha enseñado siempre y me sigue sorprendiendo lo bien que lo hacen.
¿Por qué el diseño periodístico es principal a la hora de confeccionar un periódico? ¿Por qué no es algo residual?
Esta es una pelea que he tenido desde chaval en los periódicos con los directores de turno. Siempre decían lo mismo, y es una cosa que me ponía enfermo: “¿Qué es más importante, el contenido o el diseño?”, y yo decía: “Qué manera de plantear las cosas más absurda”. Cómo si estuvieran reñidos el buen diseño con el buen contenido. Parece que el buen contenido tiene que tener mal diseño, eso es lo que decían algunos directores. Estaban totalmente equivocados.
El buen diseño es contenido en sí mismo. El diseño no es arte, ni una cosa bonita, sino una herramienta esencial para comunicar; es eficacia y hacer que las cosas se entiendan mejor.
El público general es mucho más exigente que antes, porque tiene acceso a todo. Ya no vale cualquier cosa. La gente lo que quiere es que le des cosas bien hechas y que funcionen.
¿Tiene más peso el diseño en el periódico en papel o en el diario digital? Es decir, ¿dónde resulta una portada más crucial, en un kiosco o en el escaparate digital?
En teoría, te diría que me parece más importante en el papel, pero en la práctica te encuentras con periódicos que están hechos a base de plantillas. Todo ese valor que uno le puede dar al diseño no se traduce en cosas reales, porque es pura plantilla en periódicos donde no hay diseñadores.
Al final, lo importante es el móvil. No quiero decir que en el móvil no haya diseño, por supuesto que lo hay. Pero a la hora de la verdad, todos son iguales. En el móvil, es muy difícil hacer algo distinto. Las fotos tienen el tamaño que tienen y los titulares también, porque si no no se leen.
¿Hay diseño? Sí, lo hay, pero el grado de distinción o el toque es muy difícil de conseguir, y eso en papel se puede hacer.
Al hilo de esto, tu foto de perfil de Twitter es una imagen que reza “Newspapers dead’ Ha ha ha!”. ¿Cuál es tu opinión al respecto? ¿Crees que hay futuro para los periódicos en papel?
Siempre me ha gustado provocar. Cuando empezó todo aquello de que el papel y los periódicos iban a morir, yo dije: “Voy a hacer un poco de chico rebelde y a la contra de la corriente mayoritaria”. He jugado ese papel voluntariamente durante años, porque pensaba que alguien tenía que dar esta batalla.
No era solo un tema romántico. Yo siempre digo que cada canal –en este caso, el papel es un canal– tiene una función. No digo que la función sea más grande o más pequeña que la digital. De hecho, me parece que plantear las cosas como una guerra es una tontería impresionante.
Considero que existe oportunidad de negocio en el papel y es tonto renunciar a ella. Hay que saber bien cuáles son las características de ese canal y cuál es la oportunidad de negocio que puede haber ahí. Ese es el reto para el que quiera hacerle frente.
Últimamente, hemos visto muchos cambios de diseño en diarios como El País, El Confidencial, 20 minutos o El Español, con patrones diferentes. Por un lado, El País tiene una menor presencia de imágenes en portada, mientras que en La Vanguardia cada noticia va ligada a una foto. Dentro del diseño de portadas digital, sí hay distinción, ¿no?
Me estás hablando de si va con foto o sin foto. Esa es toda la diferencia. Les pregunto a mi madre, a mi hermano y a mi hijo que me digan tres diferencias entre estos dos periódicos y no me sabrían decir. Uno apuesta más por el texto y el otro por la imagen, pero eso es todo. Hay poco margen.
¿Por qué crees que han coincidido todos estos cambios en el tiempo?
A mí me parece que todo tiene que ver un poco con Google y los algoritmos. También tienen que ver ciertas modas: todos se miran como nos mirábamos antes en papel. En 1976, El País marcó un modelo y todos los diarios españoles, sin excepción, eran iguales hasta que llegó La Vanguardia en 1989. En el móvil y en la web pasa lo mismo. Veo que hay muy poca diferencia en realidad. No diría miedo, pero existe mucho “vamos todos por aquí”.
Pero sí que hay medios internacionales, como Axios o The Markup, que apuestan por un diseño diferente.
Axios es la simplificación máxima. Es un poco el antidiseño, en realidad. Tienen un modelo claro y toda su forma de escribir con bullets –a mí es lo que más interesante me parece– es lo que les funciona. Pero, a pesar de que seguramente ponen mucha atención en el diseño, el resultado es una cosa muy básica. Eso también es diseño, supongo.
¿Qué le dirías a un periódico que no prioriza el diseño?
Para mí, el diseño no es solo que tu medio sea bonito, atractivo o funcional, sino que es un medio que actúa como un factor muy importante de transformación o innovación que puede afectar al propio funcionamiento de la organización y a otras plataformas, como eventos, la marca o el branding.
Tendría que permear, que todo lo que haga un medio tuviera una voz reconocible. El diseño es transformar, transmitir y hacer que esa voz influya en todo. Si tuviera que contratar a cuatro personas en un medio, una sería la que se encargaría de todo esto.
Vemos como los medios están apostando por la infografía. ¿Hay algún género visual que tenga mucho potencial, pero al que no se le esté sacando partido?
A mí me gusta mucho la caricatura. Es por lo que Libération tuvo un éxito enorme como género que te da una personalidad, una distinción y una voz.
En Libération recuerdo que, cuatro meses después de hacer el primer rediseño, empleamos las caricaturas que hacía un ilustrador amigo, el español Luis Grañena. Los lectores contestaron a una encuesta sobre qué era lo que más les había gustado del rediseño y el número uno eran las caricaturas. Se identificó el rediseño con las caricaturas y adquirieron un vuelo enorme.
¿Qué buenas prácticas deberían tener en cuenta los medios a la hora de diseñar sus portadas?
En la web no hay portadas, porque no te acuerdas de ellas. Para mí, el elemento esencial de una portada es que tú te puedas acordar de ella y que cuando vayas a buscarla a la hemeroteca la encuentres, porque una portada es el retrato de un día. Es como una foto que pones en casa y te recuerda a un momento, una cena, unas vacaciones. La portada tiene que ser memorable, y en la web no es memorable, porque está cambiando constantemente.
Trataría de acostumbrar a mi lector a la sorpresa. Que el acuerdo tácito entre las dos partes no fuera “venga, te voy a informar siempre más o menos así, porque soy reconocible”, sino que tú vas a saber que soy yo, pero te puedo sorprender mucho. Eso sería muy bonito.
¿Cuáles son tus portadas memorables?
La del golpe de Estado del 1981 de El País, por ejemplo. Es histórica. Es comprometida. Representa, a mi juicio, lo mejor de un medio que está donde tiene que estar. Pero hay muchas más. Las de la época dorada de El Mundo como canal de investigación contra la corrupción de los gobiernos socialistas españoles en los ochenta y primeros noventa. La portada de The Washington Post cuando la dimisión de Nixon: ‘Nixon Resigns’. La de The New York Times de julio de 1969 tras la llegada del hombre a la Luna. Cada vez que Libération titula con un enorme NON ante la amenaza de la extrema derecha o sus extraordinarias portadas-obituario… Se me ocurren otras muchas, de diarios nacionales o locales, con noticias de diferente alcance e impacto, todas ellas memorables.
¿Cuál consideras que es uno de los mejores diseños en un medio (nacional o internacional) actualmente?
Es difícil decirlo. Lo primero que a uno se le viene a la cabeza es el cliché: la respuesta que todo el mundo espera. ¿Cómo no hablar de The Guardian? Pues, ¿sabes? A mí The Guardian me parece un diseño en 2005 que hizo mucho bien y mucho mal. Y que, en realidad, no se puede considerar un maravilloso diseño, sino un estupendo diseño para un determinado tipo de público. Lo que pasa es que en las competiciones de diseño se premia el glamour, la sofisticación, la elegancia… ¿Es eso buen diseño? No necesariamente. El buen diseño es aquel que sirve y se ajusta al público al que se dirige. Tan sencillo y tan complicado. La vida no es orden, ni contención, ni retícula, sino imperfección. La vida es cutre por definición. Los diarios perfectos no tienen alma. Es mucho más interesante un diario imperfecto que un diario perfecto. Y, sobre todo, mucho más sorprendente.
🤓 ¿Qué leer?
Dean Baquet, director saliente del New York Times, y Joe Kahn, su sucesor, hablan en esta entrevista para Columbia Journalism Review sobre cómo se gestiona el relevo, la curva de aprendizaje de un director y los objetivos de Kahn a los mandos del diario. (en inglés)
Delia Cai recoge las opiniones de varios periodistas como Ben Smith, Casey Newton o Taylor Lorenz sobre si plantean permanecer en Twitter tras la compra de Elon Musk + un recopilatorio de reacciones de trabajadores de Twitter cuando se enteraron de la noticia. (en inglés)
Javier recomienda:
Un ensayo. ‘Manifiesto XXI. Otro periodismo es posible’, de Laurent Beccaria y Patrick de St Exupéry. Su lectura me parece esencial para afrontar con sinceridad el periodismo actual.
Un documental. ‘Pura vida / The Ridge’, de Pablo Iraburu, sobre la muerte del alpinista Iñaki Ochoa de Olza en el Annapurna, una de las mejores piezas de periodismo audiovisual que nunca he visto.
Un momento de autopromoción. Los dos volúmenes de ‘El diario o la vida’, que recogen mis reflexiones desbravadas sobre el periodismo.
🍝 Salseos periodísticos
🤑 Un alto cargo de tu medio cobra 240 veces más que tú
Eso es lo que sucede en Future, la compañía mediática con revistas como Marie Claire, PC Gamer o SmartBrief, según un nuevo estudio de PressGazette sobre los salarios en las empresas de medios británicas. Sin embargo, el ratio llega a su mínimo en medios como la BBC, donde el CEO cobra 9.5 veces más que un empleado medio.
¿En qué empresa de medios se cobra mejor? Entre las compañías estudiadas, el Financial Times ofrece el salario medio más alto a su plantilla (70.000 libras), mientras que la BBC alcanza las 54.316 libras. En Future, siendo la compañía con mayor diferencia salarial entre ejecutivo y trabajador, la media está en 34.000. *snif, snif*
⚖️ ¿Móvil o desktop? ¿Qué prefiere el usuario?
¿Existen diferencias de comportamiento entre la audiencia que usa el móvil y aquella que utiliza el ordenador para consumir información? ¿Se publica contenido y se distribuye de manera diferente en cada canal?
El estudio de Smartocto parte de estas preguntas para analizar las lecturas de los artículos en dispositivos móviles y de escritorio entre diciembre de 2018 y diciembre de 2021.
Los resultados. En términos de engagement, el móvil gana, pero, tal y como recogen desde Smartocto, lo hace a expensas de los artículos que se leen desde el ordenador.
Aún hay más. En esos dos años de análisis, las cifras confirman una clara caída en el tiempo de atención del usuario y cuán comprometido está el lector con esa pieza. Sin embargo, el desplome nada tiene que ver con el tiempo que pasan los usuarios navegando en el móvil o en el ordenador.
Entonces… ¿Qué está pasando? Desde Smartocto dan varias pistas y consejos de actuación para mejorar la situación.
🗞 Periodismo en…
Dos nuevos podcasts:
Me gusta, me enfada de El Español. Un reportaje en formato podcast que analiza cómo convivimos con las redes sociales, con el testimonio de profesionales como Mauricio Cabrera o David González.
Fuera del radar de Vocento. Un programa de periodismo narrativo que recupera historias de la actualidad reciente con un punto de partida local que trasciende.
Una reflexión muy acertada.
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