Viva la saturación de podcasts
Esta es la penúltima entrega de Hot Takes, el nuevo formato de Fleet Street para este junio caluroso (como las opiniones de los participantes).
Querido periodista*,
Junio está pasando por delante de mis ojos tan rápido que si no anotara todas las cosas en las que estoy metida probablemente las olvidaría. Parte de esa ligereza que siento puede que tenga que ver con que este mes he cedido la escritura del boletín a periodistas de mi lista de contactos. Lo que me lleva a otra cuestión: se acerca el final de este experimento. Esta es la penúltima entrega de Hot Takes, el formato que cada domingo os tiene pensando: ¡¿Quién ha escrito esta columna?! ¿Quién está ventilando sus pensamientos en una newsletter pública? Ahhhhh.
Fleet Street se ha convertido en un espacio de confort para mí. Cada vez que intento hablar de ella en una barbacoa con gente que trabaja en otros sectores se me hace un mundo. Pero sé que en este pequeño refugio de internet habitado por periodistas, comunicadores y curiosos nos entendemos y compartimos los mismos intereses, y eso me pone muy contenta.
Disfruta de esta entrega sobre la gente que se queja de la sobresaturación de contenidos (guilty at charge) y de que haya tantos… ¡pódcast!
*Puede que no seas periodista como tal, pero eres igualmente superbién recibido/a <3.
Viva la saturación de podcasts
Un breve texto –con demasiadas retóricas y signos de exclamación–, donde me quejo de la gente que se queja porque hay “demasiados podcasts”.
–Aria13
No hay nada que me ponga más nerviosa que esta frase: “¿Por qué todo el mundo tiene un podcast?”, más bien debería ser “¿Por qué todo el mundo se queja de que todo el mundo tiene un podcast?”. ¡Dejad a la gente hacer cosas! ¡Que la gente haga cosas está genial! ¡Que la gente haga cosas creativas es increíble! ¡¿Tú sabes lo difícil que es hacer COSAS?! ¡Es muy difícil decidir hacer cosas! Es más fácil no hacer nada, es más fácil mimetizarse con la cama, quedarte tumbada como la chica del famosísisimo cuadro de Sorolla, y hacer scroll infinito, infinito, infinito y después escribir un tuit que diga: “¿Por qué todo el mundo tiene un podcast?”.
A ver, que sííííííí… Que la mayoría de esos podcast –*me centro en los conversacionales, seguramente, los más frecuentes y los que más gente amateur se lanza a hacer–, serán “una basura” y sííííííí…, seguramente vienen del mayor acto de egocentrismo: pensar que las conversaciones totalmente corrientes y banales que tienes con tus colegas en el bar son las MÁS GRACIOSAS y deben ser escuchadas por todo el mundo, PERO Y QUÉ? Seguramente, cualquier cosa que se hace en internet, en el fondo, es por egocentrismo… ¡Qué más dará ya otra más! (¿Acaso tú no piensas que las conversaciones con tus mejores amigas son las mejores y las más divertidas?)
Siempre a favor de hacer cosas con tus amigxs por diversión y aún más a favor de hacer cosas sin la voluntad de profesionalizarlas, sin tener un objetivo claro, ni una ambición concreta. Qué relajante tener un proyecto así, sin necesidad de convertirlo en un trabajo, que sea solo un pequeño hobby, como quien se apunta a clases de swing o a clases de cerámica: algo que te haga feliz, ¡y ya está! Sin el ansia de que después de un trimestre de clases te vayas a convertir en la siguiente estrella del baile o una artista plástica innata que ha hecho un jarrón estupendísimo a la primera. Larga vida a las cosas mediocres: viva ese paso de la clase de swing que nunca te saldrá tan bien como a tu compañera, viva esa forma que le querías dar a ese jarrón pero que se te acabó rompiendo, y ¡viva ese podcast que es un poco meh!
A ver, que sííííííí –haciendo uso de esta entradilla por segunda vez porque en internet solo se puede escribir encabalgando disclaimers–, que estamos “saturados”, que “nadie consume tanto contenido”, que “es imposible escucharlos todos”, pero en el fondo… ¿Qué absurdidad son estas afirmaciones que tantas veces he oído y leído? Es un sinsentido tener estos discursos sobre la “saturación de contenido” y centrarlos únicamente en los podcasts (y en los clips que se les derivan): Acaso dirías: “Ay qué pereza otra peli, si ya hay muchas!” o “ay! ¿otro libro?, ¡por dios, pero si ya hay un montón!” o “¿quéeee? ¿canción nueva? Si ya tenemos suficientes!”... Ostras, es un poco raro, ¿no?
¿Tú sabes que nadie te obliga a consumirlo todo, no? ¿Sabes que puedes ver pasar un nuevo podcast que no te interesa en absoluto, presentado por una persona que te da absolutamente igual todo lo que diga y no escucharlo, no? Hay una extraña necesidad de que todos los productos culturales nos interpelen, de que todo esté hecho específicamente para nosotros, como si un producto cultural fuera tu algoritmo particular de TikTok. Quizás no puede ir todo sobre ti todo el rato.
Acabas de leer la penúltima edición de Hot Takes, el nuevo formato de Fleet Street para junio. Cinco domingos, cinco opiniones sobre periodismo firmadas bajo seudónimo por periodistas invitados.
No sabéis la ilusión que me hace que algún suscriptor se acerque físicamente (aunque también online, no dejéis de hacerlo) y me diga que le gusta la newsletter. Pasó el otro día en la fiesta que organizó Relevo en su sede en Madrid (10/10, qué divertida) y me emocionó mucho.
Para quienes me pedís un espacio fijo para Hot Takes en Fleet Street: os escucho y estoy planteando de qué manera hacerlo, pero me vendría genial que contestarais a esta encuesta.
La semana que viene vuelvo a tu buzón. Mientras, regálame corazoncitos, déjame en comentarios qué te ha parecido esta hot take y no dejes de compartir el boletín.
Acompáñame en este junio caluroso a mí y a los y las periodistas que escriben en Hot Takes.
¡Nos leemos! 💌
Mar
Hot Takes tiene ya vida propia, nadie puede parar que se combierta en una newsletter independiente. Muy a favor!
Larga vida a Hot Takes, Mar!